En España se están creando cada año alrededor de 200.000 nuevos hogares, pero el ritmo de construcción apenas alcanza la mitad. Esta brecha estructural entre oferta y demanda está generando un mercado cada vez más tensionado, donde la dificultad para acceder a una vivienda digna afecta a amplias capas de la población.
El parque de viviendas disponible no crece al ritmo necesario, y el resultado es una escalada de precios tanto en la compra como en el alquiler. Las subidas de precios en el último año han superado el 12 %, muy por encima de la media europea, lo que deja fuera del mercado a muchos compradores potenciales, en especial jóvenes, familias monoparentales y rentas medias.
A esto se suma el aumento de los costes de construcción, la escasez de mano de obra cualificada y una fuerte presión urbanística, que ralentiza los proyectos desde su fase inicial. El proceso tradicional de edificación ya no es capaz de dar respuesta al desafío habitacional que enfrenta el país.
Industrialización: una solución estratégica
En este contexto, la industrialización del sector se perfila como una de las únicas vías capaces de escalar la producción de vivienda de forma sostenible. La construcción industrializada permite acortar tiempos, reducir costes y mejorar la eficiencia energética de los edificios, al tiempo que introduce mejoras en calidad y seguridad.
Actualmente, solo un pequeño porcentaje de las viviendas que se construyen en España recurren a procesos industrializados. Sin embargo, los nuevos planes públicos de inversión y colaboración público-privada están diseñados para revertir esa tendencia. El objetivo es alcanzar una producción anual que supere las 15.000 viviendas bajo sistemas industrializados, promoviendo un modelo constructivo más rápido, limpio y replicable.
Estas iniciativas buscan además reindustrializar el país desde una perspectiva territorial, fomentando la implantación de fábricas de componentes en zonas con baja actividad económica, y generando empleo de mayor estabilidad y cualificación.
Aún con barreras por superar
Aunque el camino está trazado, hay obstáculos importantes. Por un lado, la normativa urbanística sigue siendo lenta, compleja y poco adaptada a los nuevos modelos de construcción. En muchas localidades, los trámites para obtener licencias pueden extenderse durante más de un año, lo que anula buena parte de las ventajas que aporta la prefabricación.
Por otro, existe una gran cantidad de viviendas vacías —más de tres millones— que permanecen fuera del mercado sin mecanismos eficaces para ser movilizadas. Esta paradoja agrava la percepción de escasez y tensiona aún más la demanda efectiva.
Además, el acceso al suelo sigue siendo una de las mayores barreras para la promoción de vivienda asequible. Sin una estrategia de suelo clara, ni siquiera la construcción más eficiente puede compensar el desequilibrio actual.
Conclusión
España se encuentra ante una encrucijada. La necesidad de vivienda no deja de crecer, pero el modelo tradicional de producción no da abasto. La industrialización de la construcción no es una opción a largo plazo: es una urgencia. Si no se avanza con decisión en esta dirección, el país no solo no podrá resolver el déficit habitacional, sino que corre el riesgo de cronificar la exclusión residencial de buena parte de su población.
En Midpoint creemos que transformar el modelo constructivo es parte fundamental de la solución. Y el momento de actuar es ahora.