La madera no es solo un material tradicional, es la respuesta moderna y eficiente a los retos ambientales de la construcción. Utilizada en estructuras modulares, aporta beneficios únicos en cada fase del ciclo de vida del edificio: desde su extracción hasta su uso y posible reciclaje.
Al ser un material renovable, biodegradable y de baja toxicidad, la madera contribuye activamente a reducir la huella de carbono del sector. Su capacidad para absorber CO₂ durante el crecimiento de los árboles hace que incluso después de ser transformada en estructura, siga siendo un almacén natural de carbono.
Además, su fabricación y transporte requieren menos energía que otros materiales como el acero o el hormigón, lo que disminuye significativamente el consumo energético global del proyecto. Y al final de su vida útil, la madera puede reutilizarse, reciclarse o incluso compostarse.
Desde el punto de vista de la eficiencia energética, la madera ofrece un aislamiento térmico superior: con el mismo grosor, aísla hasta cuatro veces más que el ladrillo. Esto se traduce en un menor uso de calefacción en invierno y de aire acondicionado en verano, reduciendo notablemente la llamada hipoteca energética del edificio.
No es solo una cuestión de sostenibilidad, sino también de normativa: la legislación europea exige que todos los nuevos edificios privados sean de Consumo de Energía Casi Nulo. La construcción modular con madera es una solución natural y eficaz para cumplir con este estándar y avanzar hacia un modelo más respetuoso con el planeta.
Construir con madera es construir con inteligencia, confort y conciencia ambiental.
